(Teófanes Egido, Director del Centro Josefino Español en Valladolid )
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Un altar literario para San José en pleno ValladolidEl Centro Josefino Español, ubicado en la calle San Benito, guarda más de 15.000 libros y artículos en torno a esta figura del Iglesia.
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A pesar de que los evangelios no recogen ninguna frase pronunciada por San José, pocos personajes bíblicos han despertado tantas pasiones; quizás por lo poco que se ha escrito y lo mucho que, sobre él, se puede fabular.
Sin embargo, cuando se visita el Centro Josefino Español, estas impresiones cambian: más de 15.000 libros y artículos, la mayoría estudios bíblicos, teológicos y folletos devocionales de los siglos XVII hasta el XX, se guardan en esta institución, la única de esta características en España, que ocupa varias estancias en el Convento de los Carmelitas Descalzos, en la calle San Benito deVallladolid.
Junto a los anaqueles que ocultan los gruesos muros del monasterio de San Benito el Real, permanecen recostadas algunas pinturas con escenas sobre la vida de San José, que sus propietarios envían a este Centro para que sean interpretados y analizados por los llamados josefólogos.
También hay espacio en los estantes para cuentos, obras teatrales infantiles, y para los varios cientos de relatos que diferentes autores hicieron protagonizar al esposo de María y padre de Jesús. Desde joyas bibliográficas, como el Sumario de las Excelencias de San José, escrito en 1597 por el fraile Gerónimo Gracián, o el gran poema narrativo Vida, excelencias y muerte del gloriosísimo patriarca San José, de José de Valdivielso, editado en Toledo, en 1604; hasta novelas contemporáneas, como El pomposo viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza, En el nombre de la madre, de Erri De Luca y El lenguaje de las fuentes, de Gustavo Martín Garzo.
Todas tienen un hueco en esta singular biblioteca, porque incluyen entre sus personajes protagonistas a este «santo silencioso», según lo define el historiador Teófanes Egido, responsable de este gran archivo y centro de investigación dedicado a San José. El último ejemplar que han dado de alta en la biblioteca es un extenso tratado sobre el también patrono de los carpinteros y de la justicia social, editado en Alemania y titulado, San José: teología, arte y piedad popular en los espacio germanófilos.
Figura desconcertante. Para este catedrático de Historia Moderna y Cronista de Valladolid, «aunque no se registrara ni una palabra de San José, contra lo que suele insinuarse, no es tan poco lo que de él dicen los evangelios». Sin embargo, el actual responsable del Centro Josefino Español reconoce que «su presencia a lo largo de la vida de la Iglesia ha sido algo desconcertante y no ha tenido excesiva suerte, a diferencia de lo acontecido con otros santos», apostilla Egido. El historiador recuerda que, hasta el siglo XV, se le representaba como un personaje viejo y de espaldas al nacimiento. Fueron los pensadores Humanistas quienes cambiaron la imagen de un José viejo «por la más acorde con su misión de esposo y padre, es decir, la de José joven», aclara.
Sin embargo, fue Santa Teresa quien popularizó la devoción a San José, «gracias a sus calurosas exhortaciones y experiencias reflejadas en el capítulo sexto del libro de su Vida, por la coherencia de dedicar sus monasterios a San José y por el compromiso de su orden con el santo, al que consideraba casi como cofundador», explica Egido.
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Ical / Valladolid
21/03/2009
Tomado de El día de Valladolid_digital de la siguiente dirección :
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