Oración vocacional de marzo
21 de marzo de 2009
1.- Canto Inicial
2.- Lectura Bíblica: San Mateo 1,16. 18-21. 24a.
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: -José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.
Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
3.- Comentario
La solemnidad de San José que hoy celebramos nos invita a vivir con fidelidad la vocación a la que cada persona hemos sido llamados. Del ejemplo de San José llega a todos nosotros una fuerte invitación a desarrollar con fidelidad, sencillez y modestia la tarea que la Providencia nos ha asignado.
San José, es el hombre justo llamado por Dios, que aceptó ser “padre” del Hijo y esposo de la Madre de Dios; el hombre justo que, aparentemente jugó un papel secundario, y sin embargo fue escogido por Dios para ser una pieza clave en la historia de la salvación. La Iglesia entiende que ese papel secundario esconde en realidad el secreto de la grandeza de la vocación, de la fidelidad y del amor incondicional. Por esta razón, san José es el Patrono de la Iglesia, familia de Dios y patrono también de nuestra Congregación.
Y por eso, pedimos hoy por las vocaciones oblatas y el seguimiento a la llamada de Dios como lo hizo san José.
Hace falta silencio para descubrir lo que Dios quiere de nosotros. En un mundo con tantos ruidos y tantos medios, estamos demasiado saturados de información y tenemos la dificultad de hacer silencio para escuchar la llamada de Dios. San José, nos dice nuestro actual Papa, es el hombre del silencio interior. Sin él es imposible descubrir cualquier llamada de Dios. Él nos invita hoy a hacer silencio en nuestra vida para escuchar al Señor que nos habla.
San José es patrono particularmente de los hermanos dentro de nuestra Congregación, precisamente en sus actitudes de silencio, trabajo, humildad y sencillez. En esta oración, debemos pedir de un modo particular por esta vocación de hermano.
1.- Canto Inicial
2.- Lectura Bíblica: San Mateo 1,16. 18-21. 24a.
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: -José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.
Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
3.- Comentario
La solemnidad de San José que hoy celebramos nos invita a vivir con fidelidad la vocación a la que cada persona hemos sido llamados. Del ejemplo de San José llega a todos nosotros una fuerte invitación a desarrollar con fidelidad, sencillez y modestia la tarea que la Providencia nos ha asignado.
San José, es el hombre justo llamado por Dios, que aceptó ser “padre” del Hijo y esposo de la Madre de Dios; el hombre justo que, aparentemente jugó un papel secundario, y sin embargo fue escogido por Dios para ser una pieza clave en la historia de la salvación. La Iglesia entiende que ese papel secundario esconde en realidad el secreto de la grandeza de la vocación, de la fidelidad y del amor incondicional. Por esta razón, san José es el Patrono de la Iglesia, familia de Dios y patrono también de nuestra Congregación.
Y por eso, pedimos hoy por las vocaciones oblatas y el seguimiento a la llamada de Dios como lo hizo san José.
Hace falta silencio para descubrir lo que Dios quiere de nosotros. En un mundo con tantos ruidos y tantos medios, estamos demasiado saturados de información y tenemos la dificultad de hacer silencio para escuchar la llamada de Dios. San José, nos dice nuestro actual Papa, es el hombre del silencio interior. Sin él es imposible descubrir cualquier llamada de Dios. Él nos invita hoy a hacer silencio en nuestra vida para escuchar al Señor que nos habla.
San José es patrono particularmente de los hermanos dentro de nuestra Congregación, precisamente en sus actitudes de silencio, trabajo, humildad y sencillez. En esta oración, debemos pedir de un modo particular por esta vocación de hermano.
También San José es modelo para nosotros por su fe obediente a los designios de Dios. En cuanto despertó, realizó aquello que le había mandado el Ángel. No dudó de su sueño. Muchas veces, éste es otro obstáculo para la vocación y para nuestra respuesta al Señor. Cuando el Señor nos habla, nos parece un sueño, algo irreal, algo no auténtico. Nos hace falta fe y confianza absoluta en Él que nos llama a una vida santa en medio de la vida cotidiana que vivimos cada uno de nosotros. Sólo la fe puede hacer de lo ordinario algo realmente extraordinario. Tengamos la fe y la valentía de san José para responder generosamente a la llamada de Dios sobre cada uno de nosotros.
Pidamos pues en este rato de oración a San José que nos ayude a responder a nuestra vocación particular: religiosa, sacerdotal, familiar…. en este momento concreto de nuestra vida de la misma forma que él respondió: con sencillez, con humildad y con prontitud.
Y pidamos al Señor, que siga llamando hombres que al estilo de San José se dejen guiar por Dios y entren a formar parte de la misión que su Hijo Jesús quiere seguir desarrollando a través de nuestra Congregación, Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
4.- Preces Vocacionales
Elevemos nuestras súplicas confiadas al Señor por intercesión de san José, teniendo especialmente presente nuestras vocaciones misioneras.
• Por la Iglesia: para que como san José sea fiel a la Buena Noticia que le ha sido confiada. Roguemos al Señor.
• Por nuestros seminarios oblatos: para que Dios aliente a sus formadores y los seminaristas se preparen adecuadamente para ser en el mundo testigos de Cristo. Roguemos al Señor.
• Por las vocaciones oblatas: para que surjan jóvenes dispuestos a seguir a Cristo y anunciar a la humanidad entera su muerte y su resurrección. Roguemos al Señor.
• Por los padres de familia: para que, con la ayuda de Dios, construyan verdaderos hogares cristianos donde se viva la fe. Roguemos al Señor.
• Por quienes tienen su vida marcada por el sufrimiento: para que encuentren la ayuda de sus semejantes y el alivio de Dios para sobrellevar su cruz. Roguemos al Señor.
• Por nosotros: para que el Señor haga crecer nuestros lazos comunitarios y lleguemos a ser una verdadera familia cristiana. Roguemos al Señor.
Acoge, Señor, nuestras peticiones y concédenos que, a ejemplo de san José, cumplamos siempre tu voluntad para que siga avanzando la Historia de la Salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
5.- Canto Final
Jóvenes Oblatos de María Inmaculada
Pidamos pues en este rato de oración a San José que nos ayude a responder a nuestra vocación particular: religiosa, sacerdotal, familiar…. en este momento concreto de nuestra vida de la misma forma que él respondió: con sencillez, con humildad y con prontitud.
Y pidamos al Señor, que siga llamando hombres que al estilo de San José se dejen guiar por Dios y entren a formar parte de la misión que su Hijo Jesús quiere seguir desarrollando a través de nuestra Congregación, Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
4.- Preces Vocacionales
Elevemos nuestras súplicas confiadas al Señor por intercesión de san José, teniendo especialmente presente nuestras vocaciones misioneras.
• Por la Iglesia: para que como san José sea fiel a la Buena Noticia que le ha sido confiada. Roguemos al Señor.
• Por nuestros seminarios oblatos: para que Dios aliente a sus formadores y los seminaristas se preparen adecuadamente para ser en el mundo testigos de Cristo. Roguemos al Señor.
• Por las vocaciones oblatas: para que surjan jóvenes dispuestos a seguir a Cristo y anunciar a la humanidad entera su muerte y su resurrección. Roguemos al Señor.
• Por los padres de familia: para que, con la ayuda de Dios, construyan verdaderos hogares cristianos donde se viva la fe. Roguemos al Señor.
• Por quienes tienen su vida marcada por el sufrimiento: para que encuentren la ayuda de sus semejantes y el alivio de Dios para sobrellevar su cruz. Roguemos al Señor.
• Por nosotros: para que el Señor haga crecer nuestros lazos comunitarios y lleguemos a ser una verdadera familia cristiana. Roguemos al Señor.
Acoge, Señor, nuestras peticiones y concédenos que, a ejemplo de san José, cumplamos siempre tu voluntad para que siga avanzando la Historia de la Salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
5.- Canto Final
Jóvenes Oblatos de María Inmaculada
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