¡No nos olvidemos de San José!
Día 8
El mundo de los migrantes
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
V. Envía, Señor tu Espíritu.
R. Y se renovará la faz de la tierra.
Canto a san José
2) Lectura: Mateo 2,13-23
13. Después de marchar los Magos, el Ángel
del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y
a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes
buscará al niño para matarlo.» 14. José se levantó; aquella misma noche tomó al
niño y a su madre, y partió hacia Egipto, 15. permaneciendo allí hasta la
muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por boca del
profeta: Llamé de Egipto a mi hijo. 16. Herodes se enojó muchísimo cuando se
dio cuenta que los Magos lo habían engañado, y fijándose en la fecha que ellos
le habían dicho, ordenó matar a todos los niños menores de dos años que había
en Belén y sus alrededores. 17. Así se cumplió lo que había anunciado el
profeta Jeremías: 18. En Ramá se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos: es
Raquel que llora a sus hijos: éstos ya no están, y no quiere que la consuelen.
19. Después de la muerte de Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a
José en Egipto y le dijo: 20. «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y
regresa a la tierra de Israel, porque ya han muerto los que querían matar al
niño.» 21. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y volvieron a la tierra
de Israel. 22. Pero al enterarse de que Arquelao gobernaba en Judea en lugar de
su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Conforme a un aviso que recibió en
sueños, se dirigió a la provincia de Galilea 23. y se fue a vivir a un pueblo
llamado Nazaret. Así había de cumplirse lo que dijeron los profetas: Lo
llamarán ''Nazoreo''.
3) Meditación
A pesar de que no es un fenómeno nuevo, la
Sagrada Familia también lo vivió, la migración es uno de los signos de nuestros
tiempos, especialmente en nuestro país, en donde la primacía la tienen los
motivos económicos. Vivimos días particularmente difíciles, por la encrucijada
puesta por el actual gobierno de los Estados Unidos. Casi todas las familias
mexicanas tienen un amigo o familiar al otro lado de la frontera norte. Vale la
pena recordar en este contexto lo que expresó el Papa Francisco en su visita a
la frontera de México con Estados Unidos, en Ciudad Juárez:
No podemos negar la crisis humanitaria que
en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea
por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por
montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la
migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede
medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por
familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la
violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado. Frente a tantos vacíos
legales, se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres. No
sólo sufren la pobreza, sino que además tienen que sufrir todas estas formas de
violencia. Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos, «carne de
cañón», son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de
violencia y del infierno de las drogas. ¡Y qué decir de tantas mujeres a
quienes les han arrebatado injustamente la vida! Pidámosle a nuestro Dios el
don de la conversión, el don de las lágrimas, pidámosle tener el corazón
abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro sufriente de tantos
hombres y mujeres. ¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de
cambiar, siempre hay una salida, siempre hay una oportunidad, siempre hay
tiempo de implorar la misericordia del Padre.
Como sucedió en tiempo de Jonás, hoy también
apostamos por la conversión; hay signos que se vuelven luz en el camino y
anuncio de salvación. Sé del trabajo de tantas organizaciones de la sociedad
civil a favor de los derechos de los migrantes. Sé también del trabajo
comprometido de tantas hermanas religiosas, de religiosos y sacerdotes, de
laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida.
Asisten en primera línea arriesgando muchas veces la propia vida suya. Con sus
vidas son profetas de la misericordia, son el corazón comprensivo y los pies
acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene.
4)
Oración
Señor Jesús,
tu encarnación y tu
nacimiento
se mueven en medio de
la densa niebla de los problemas;
conoces, recién
nacido,
lo que es una familia
emigrante;
conoces lo que es
tener que huir,
porque alguien atenta
contra tu vida;
conoces la angustia
de la noche,
porque eres
perseguido;
conoces también la
protección de unos brazos,
porque María y José
te protegieron;
conoces los problemas
de nuestras familias,
muchas de ellas
emigrantes también,
que debieron dejar
sus propias tierras y lo poco que tenían;
unas, porque, como la
tuya, están amenazadas,
otras, porque la
necesidad las obliga;
concede a nuestras
familias:
serenidad en los
problemas,
amor en sus
dificultades
y esperanza en sus
oscuridades.
Amén
5)
Acción
Comentamos
qué historias conocemos de amigos o familiares que han cruzado la frontera, qué
dificultades han tenido, qué podemos hacer por ellos. Buscamos instancias
sociales y eclesiales a través de las cuales apoyar solidariamente a los
migrantes: dónde entregar, por ejemplo, mochilas con un par de cambios de ropa
interior, comida en lata, toallas húmedas. José, custodio del redentor y de su
madre.
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