¡No nos olvidemos de San José!
Día
7
El mundo del trabajo
1) Inicio
En el nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
V. Envía Señor tu Espíritu.
R. Y se renovará la faz de la tierra.
Canto a San José
2) Lectura: Juan 13, 53-58
53. Cuando Jesús
terminó de decir estas parábolas, se fue de allí. 54. Un día se fue a su pueblo
y enseñó a la gente en su sinagoga. Todos quedaban maravillados y se
preguntaban: «¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿Y de dónde esos milagros? 55. ¿No
es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María, y sus hermanos son
Santiago, y José, y Simón, y Judas! 56. Sus hermanas también están todas entre
nosotros, ¿no es cierto? ¿De dónde, entonces, le viene todo eso?» Ellos se
escandalizaban y no lo reconocían. 57. Entonces Jesús les dijo: «Si hay un
lugar donde un profeta es despreciado, es en su patria y en su propia familia.»
58. Y como no creían en él, no hizo allí muchos milagros.
3) Meditación
En el hogar de Nazaret,
bajo la enseñanza y el ejemplo de San José, el trabajo se convirtió en fuente
de bendición, de santificación y de participación en la obra de la creación.
Recordemos el Mensaje del Papa a los Trabajadores y Empresarios Mexicanos
reunidos con él en Ciudad Juárez:
“Uno de los flagelos más grandes a los que se ven
expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo
sostenible y redituable que les permita proyectarse; y esto genera en tantos
casos –tantos casos– situaciones de pobreza y marginación. Y esta pobreza y
marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del
narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que hoy no nos podemos dar; no se
puede dejar sólo y abandonado el presente y el futuro de México, y, para eso,
diálogo, confrontación, fuentes de trabajo que vayan creando este sendero
constructivo.
Desgraciadamente, el tiempo que vivimos ha impuesto el
paradigma de la utilidad económica como principio de las relaciones personales.
La mentalidad reinante, en todas partes, propugna la mayor cantidad de
ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata. No sólo
provoca la pérdida de la dimensión ética de las empresas sino que olvida que la
mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en las personas,
en las familias.
¿Qué mundo queremos dejarles a nuestros hijos? Creo
que en esto la gran mayoría podemos coincidir. Este es precisamente nuestro
horizonte, esa es nuestra meta y, por ello, hoy tenemos que unirnos y trabajar.
Siempre es bueno pensar qué me gustaría dejarles a mis hijos; y también es una
buena medida para pensar en los hijos de los demás. ¿Qué quiere dejar México a
sus hijos? ¿Quiere dejarles una memoria de explotación, de salarios
insuficientes, de acoso laboral o de tráfico de trabajo esclavo? ¿O quiere
dejarles la cultura de la memoria de trabajo digno, de techo decoroso y de la
tierra para trabajar? Las tres “T”: Trabajo, Techo y Tierra. ¿En qué cultura
queremos ver nacer a los que nos seguirán? ¿Qué atmósfera van a respirar? ¿Un
aire viciado por la corrupción, la violencia, la inseguridad y desconfianza o,
por el contrario, un aire capaz de generar –la palabra es clave–, generar
alternativas, generar renovación o cambio? Generar es ser co-creadores con
Dios. Claro, eso cuesta”.
4) Oración
Gracias, Señor, por tu Espíritu
que te empujó a entregar tu existencia entera,
que te empujó a liberar, aliviar, sanar, perdonar;
que nos has mostrado un Dios
que se preocupa por sus hijos,
un Dios inclinado hacia el más vulnerable y marginado;
un Dios en el que podemos confiar siempre;
un Dios que quiere ante todo la felicidad de sus hijos.
Gracias, Señor,
por tu cercanía con los pequeños,
por tu cercanía con los pobres,
por tu cercanía con los marginados,
por tu cercanía con los que viven solos,
por tu cercanía con los indocumentados,
por tu cercanía con los que viven sin esperanza.
Son ellos el rostro que major define a la Iglesia,
son ellos el rostro visible del Evangelio,
son ellos el rostro de Ti, hoy, en la historia,
son ellos el rostro que la identifican.
Amén.
5) Acción:
Tres “T”, dice Francisco: trabajo, techo y tierra. Comentamos cómo están
relacionados estos tres elementos, qué hacer al respecto desde el lugar que
ocupamos en la sociedad.
Tomado de: El Propagador de la devoción al señor
San José, Año 146, n. 3, Marzo 2017, pp. 20-21.
Ilustración: Ricardo González Copado
Título: José, con su
hijo Jesús en el taller de Nazaret.
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