El hombre justo
¿Por qué se dice de San José que era un hombre justo? ¿Quién es justo? Si echamos mano de la idea que tenemos de justicia, seguramente imaginamos que san José era un hombre bueno, recto, íntegro, honrado… Y, a decir verdad, lo era. Pero en la Biblia la palabra “justo” tiene algunos matices que no está de más que señalemos para entender mejor la personalidad de San José, el hombre justo.
El único justo en la Biblia es Dios. Él es quien defiende el derecho del huérfano, del extranjero y de la viuda, los más frágiles de la sociedad de entonces. Los demás ya se defienden por sí solos e incluso, si pueden, se aprovechan del débil. Contra los opresores Dios clama justicia a través de los profetas. El justo es el que obra la justicia según Dios. Y practicar la justicia va muy unido a conocer al Señor, que ama y practica la justicia. Por esta razón es muy común en la Biblia llamar justo a la persona que respeta y defiende los derechos de los demás, principalmente de los más débiles.
Según el libro de los Proverbios, lo contrario al hombre justo no es el injusto, sino el necio e insensato. En este libro de la Biblia se insiste una y otra vez en que el principio de la sabiduría es el temor del Señor. Pero estamos hablando de un “temor” distinto del de tener miedo. El temor que provoca el Dios de la Biblia cuando habla y actúa, cuando juzga y salva, cuando revela su señorío absoluto y ama fielmente, cuando castiga y perdona, crea una dinámica especial en el hombre creyente, a saber: le posibilita “la sabiduría”. Es decir, le facilita a la persona reencontrar su “ser finito” como don, la oportunidad de reconciliarse con su ser de criatura limitada, comprender la medida de lo humano y lo divino. El sabio es pues, el que conoce y teme al Señor; y el que conoce y teme al Señor es el justo.
José es, pues, un hombre justo. Es justo porque practica la justicia y la misericordia con los débiles, como Dios lo hace. Es justo porque protege a María no denunciándola por su gravidez, llevado seguramente más del amor que del orgullo herido. Es justo porque conoce a Dios, lo teme y respeta su acción salvadora en la historia. En definitiva, es justo porque es un hombre de una profunda fe.
Fabián Martín, agustino recoleto
Casa de formación San Agustín Las Rozas (Madrid)
18 de marzo de 2013
Tomado de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario