Santa Teresa y San José
Estamos
en un día de fiesta ya que celebramos a nuestro Patriarca San José. Día
especial para las Hermanas que reciben el hábito, que cambian el nombre, que
hacen votos temporales y perpetuos. Quiero hablar de cómo Santa Teresa quería a
San José, lo cual se ve en muchas cosas.
En
cómo lo llama
Por
ejemplo, lo llama repetidas veces: «padre
y señor mío»[1],
«gloriosísimo padre nuestro San José»[2],
«…de mi padre glorioso San José»[3],
«mi padre San José»[4],
«mi señor San José»[5].
El
nombre de los Monasterios fundados por Santa
Vemos
que los monasterios fundados por Santa Teresa siempre tienen el nombre de San
José. Así:
San
José de Ávila (1562)[6];
San
José del Carmen de Medina del Campo (1567)[7];
San
José de Malagón (1568)[8];
San
José de Toledo (1569)[9];
San
José de Salamanca (1570)[10];
San
José del Carmen de Segovia (1574)[11];
San
José del Salvador, en Beas (1575)[12];
San
José del Carmen de Sevilla (1575)[13];
San
José de la Villa de Caravaca (1576)[14];
San
José de Nuestra Señora de la Calle, en Palencia (1580)[15];
San
José de Santa Ana de Burgos (1582)[16];
En lo
que dice sobre San José
Santa
Teresa, con ese lenguaje suyo tan propio, dice: «tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a
él…me sacó con más bien que yo le sabía pedir»[17].
Es muy generoso San José, da más de lo que le pedimos. En otro lugar dice: «No
me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer…
Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran
experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios»[18].
De
hecho nosotros vivimos prácticamente rezando los treinta días a San José, de
eso vivimos. Es él quien nos mantiene en todo instante. Cuando hay una
necesidad más grande, más se rezan los treinta días.
«Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe
quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a
este glorioso Patriarca y tenerle devoción»[19].
Y más adelante sigue diciendo: «Quien no
hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y
no errará en el camino»[20].
Anécdotas de Santa Teresa
Y
cuenta una de las gracias que había recibido: «Una vez estando en una necesidad que no sabía qué me hacer ni con qué
pagar unos oficiales, me apareció San José, mi verdadero padre y señor, y me
dio a entender que no me faltarían, que los concertase. Y así lo hice sin
ninguna blanca, y el Señor, por maneras que se espantaban los que lo oían, me
proveyó»[21].
En
una nueva oportunidad –cuenta la santa–: «estaba
considerando los muchos pecados que en tiempos pasados había en aquella casa
confesado y cosas de mi ruin vida». Se le apareció la Virgen hacia el lado
derecho y San José hacia el izquierdo, y vio que le vestían con una ropa de
mucha blancura y claridad. Sigue la santa:
«Dióseme a entender que estaba ya limpia de mis pecados. Acabada de vestir –de
las manos de San José y la Virgen–, y yo con grandísimo deleite y gloria, luego
me pareció asirme de las manos nuestra Señora: díjome que la daba mucho
contento en servir al glorioso San José, que creyese que lo que pretendía del
monasterio se haría y en él se serviría mucho el Señor y ellos dos»[22],
a la Virgen y a San José.
En
otra ocasión, estando en Sevilla, descubrió las marañas que el demonio había
hecho en un convento: «y el glorioso San
José ha de sacar en limpio la verdad». Se trataba de monjas que habían estado
en el convento de Santa Teresa, que habían hecho problema y habían ido a otro
lado, y allí estaban haciendo problemas: «y lo que son esas monjas que de acá
fueron, que las de allá no las conozco, mas sé que son más creídas de quien las
trata, que ha sido un gran daño para muchas cosas»[23].
Una historia de nuestros tiempos
Termino
contando una historia que ocurrió en Buenos Aires. El rector del Seminario, en
aquel entonces el P. Eduardo Pironio se había comprado un auto. Pero no sabía
manejar, y lo manejaba el entonces seminarista, P. José Barbich luego párroco
de San José en San Miguel. Nosotros le decíamos «el ruso», aunque no lo era, pues era descendiente de croatas, pero
así como a todos los españoles le decimos gallegos, así a todos los que viene
del Este de Europa –lo que para nosotros es el Este de Europa– le decimos
rusos, porque muchas veces vienen con pasaporte ruso.
A
los pocos días los ladrones le roban el auto, ¡que problema! Entonces, el que
después fue Cardenal Pironio, al cual le han iniciado aquí en Roma el proceso
de canonización, a los pocos días va al convento de las Carmelitas, y ellas le
pidieron el número de patente. Luego fueron a la imagen de San José con el
papel y lo dejaron allí, para que apareciera el auto.
Al
poco tiempo, a la semana, estaba el entonces seminarista José Barbich caminando
por el centro y ve un auto igual al de Pironio, mira la patente: ¡Sí! El mismo
auto de Pironio. Aun llevaba consigo la llave. Subió, arrancó y volvió al
Seminario con el auto. San José le había dado la gracia de encontrar el auto en
el centro de Buenos Aires, algo así como encontrarlo en el centro de Roma. San
José puede hacer cosas así.
* *
*
En
este día en el cual recordamos el inicio de las Servidoras, por eso elegimos el
día de San José, tenemos que encomendarnos de manera renovada pidiendo por
todas las hermanas, las actuales, las futuras, para pedir realmente por esta
vida de confianza en la Providencia que se manifiesta tantas veces a través de
él y pedir que crezcan en la santidad para gloria de Dios.
[1]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida, Obras
Completas, BAC, Madrid 19979, c. 6, n. 6, 50-51.
[2]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 36, n. 5, 195.
[3]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 36, n. 6, 196.
[4]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 36, n. 11, 198.
[5]
SANTA TERESA DE JESÚS, Epistolario, Carta
30, a Alonso Ramírez, n. 10, Obras Completas, 898.
[6]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 1, n. 1, Obras Completas, 676.
[7]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 1, 676.
[8]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 9, 705.
[9]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 15, 723.
[10]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 18, 734.
[11]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 21, 746.
[12]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 22, 749.
[13]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 23, 755.
[14]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 27, 771.
[15]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 29, 789.
[16]
SANTA TERESA DE JESÚS, Fundaciones,
c. 31, 801.
[17]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 6, n. 6, 50-51.
[18]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 6, n. 6-7, 51.
[19]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 6, n. 8, 51.
[20]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 6, n. 8, 51.
[21]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 33, n. 12, 182.
[22]
SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida,
c. 33, n. 14, 182.
[23]
SANTA TERESA DE JESÚS, Epistolario, Carta
272, a D. Hernando de Pantoja, n. 8, 1200.
Padre Carlos M. Buela, ive
19 marzo, 2015
Tomado de:
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