'Los Grecos' de la desconocida capilla de San José
vuelven a Toledo durante 2014
La
capilla de San José está situada en la calle Nuñez de Arce de Toledo, ajena a
la vista de propios y visitantes y en la actualidad es propiedad de los
marqueses de Eslava. Este jueves abrían sus puertas a periodistas españoles y
extranjeros durante la presentación de la macroexposición 'El Griego de Toledo' y desde este viernes
podrá visitarse previo pago de ocho euros.
Es
uno de los cinco espacios en los que la Fundación IV Centenario de El Greco, con la ayuda del comisario de la
exposición Fernando Marías, ha preparado en la que será la mayor reunión de
obras de El Greco en toda su historia.
La
pequeña capilla, en la que apenas caben una veintena de personas, custodia dos
de las obras del genial pintor. En el lienzo central del retablo mayor, se
encuentra San José con el niño y un poco más arriba, también en el altar, La
Coronación de la Virgen. Ambas obras en un óptimo estado ya que según ha
confirmado a Diariocrítico de Castilla-La Mancha Dolores Sáiz y Luca de Tena,
marquesa de Eslava "fueron restaurados
por última vez en el año 99".
Será
una de las pocas ocasiones que tenga el público para visitar un lugar que
perteneció a Martín Ramírez, rico comerciante toledano que lo terminaría
cediendo a Santa Teresa para la fundación de su quinto convento. El proyecto
nunca llegó a realizarse, y los herederos de Ramírez erigieron la actual
capilla en 1594. Tres años después encargaron su decoración al Greco, que
concibió un espectacular retablo que ahora puede visitarse y que está
considerado como el más innovador de los concebidos por el pintor.
La
historia de la capilla, sin embargo, tiene un lado oscuro. En las paredes
laterales de la capilla hoy pueden contemplarse copias de obras tan
emblemáticas de El Greco como San Martín y el mendigo, la Virgen con el Niño, Santa
Inés y Santa Martina. Los originales fueron adquiridos por la National Gallery de Washington porque,
lamentablemente, según comentaba el propio marqués de Eslava durante la visita,
Luis Fernando Londáiz y Mencos, "nadie
quiso comprarlas en su momento", cuando el anterior propietario, el
conde de Guendulain las puso a la venta.
Primero
pasaron a manos de un anticuario francés sin que ni Ayuntamiento, ni
Arzobispado ni Gobierno Civil de la época, allá por 1906 movieran un solo dedo
para que permanecieran en Toledo, después la historia terminaría llevándoselas
hasta Estados Unidos, aunque hasta junio, todas ellas hayan vuelto,
eso sí temporalmente, y puedan verse en la exposición que ofrece el Museo de
Santa Cruz.
Carmen Bachiller
13 de marzo de 2014
Tomado
de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario