Devoción
a San José en la Iglesia
Estamos ya próximos a la realización del XI Simposio Internacional Josefino que
se llevará a cabo en Ciudad Guzmán del 29 de septiembre al 6 de octubre de
2013. Con la finalidad aportar a nuestra preparación comparto este artículo.
San José fue invitado a colaborar en la obra de la
salvación custodió al niño Jesús y a la Virgen María. Se entregó de lleno a
proteger la vida del Salvador y a acompañarlo en su crecimiento en edad, saber
y gracia. Este es un tema que aborda ampliamente la Exhortación del Papa Juan
Pablo II sobre la figura y la misión de San José en la vida de Cristo y de la
Iglesia, titulada: Redemptoris Custos (El Custodio del Redentor). Este aspecto
será retomado en las ponencias del XI
Simposio, cuyo tema será: “San José Custodio de la vida y del amor”.
El Papa Francisco en su homilía del 19 de marzo de
2013 expresó que Dios concedió a san José la misión de ser custodio; él fue
custodio de la Virgen María y del niño Jesús y esta custodia se proyecta luego
a la Iglesia. También en su homilía el Papa Francisco señaló que San José
ejerce la custodia con discreción, con humildad, en silencio, pero con una
presencia constante y una fidelidad total. Vive su vocación con la atención
constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto.
Esto mismo lo reconoce la Iglesia en su caminar. No se
sabe exactamente cuándo comenzó en la Iglesia la veneración a San José. Hacia
los siglos VIII y IX aparecieron en la Iglesia Copta (Egipto) testimonios de
veneración: era recordado como José el carpintero, el 2 de agosto. En la
Iglesia Ortodoxa Griega, por la misma época, se le celebraba en fechas
diversas, pero todas alrededor de la Navidad, siempre junto a los santos Reyes.
En la Iglesia Romana, a partir del siglo VIII, se constata un culto litúrgico a
San José como esposo de María y en otros lugares como Padre nutricio de Jesús; siempre
el 19 de marzo.
El último Padre de la Iglesia Occidental San Isidoro
de Sevilla (siglo VII), nos presenta a San José como protector de la Iglesia.
Isidoro de Isolano (1480-1528) propaga la devoción a San José por medio de su
obra: “Suma sobre los dones de San José”, la cual marca el inicio de la
expansión de la devoción josefina propia del siglo XVI. En Santa Teresa de
Ávila encontramos una gran estimación y reconocimiento a San José cuando
expresa: “Y tomé por abogado y señor al
glorioso San José, y encomendéme mucho a él… No me acuerdo hasta ahora, haberle
suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes
mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo”.
Señala el padre Josefino Carlos Carrillo Ojeda en su
libro: Presencia de San José en México,
que es notorio cómo los primeros evangelizadores de México acudieron con
frecuencia a San José, para salir delante de la peligrosa aventura de
embarcarse rumbo al Nuevo Mundo y para poder desarrollar con eficacia la tarea
de extender el Reino de Cristo.
La figura de San José tuvo un lugar destacado en la
Evangelización de estas tierras mexicanas, desde el siglo XVI. Cuando fray
Pedro de Gante llegó, procedente de Texcoco, al convento franciscano de México
a principios de 1527, erigió junto al templo principal una capilla y una
escuela para los indígenas que llamó San José de los Naturales, la cual se
convirtió en un centro de cultura a favor de los indígenas. Probablemente se
escogió a San José por titular de este centro, porque ya entonces era
considerado protector para todas las necesidades. Señala Luis Enrique Orozco,
en su Iconografía Mariana, que el evangelizador y misionero fray Antonio de
Segovia, reunió a los indígenas que venían con él de Tetlán, en el punto que
hoy es el pueblo de Analco, ahora populoso barrio y parroquia de Guadalajara; y
el mismo fray Antonio de Segovia designó al nuevo poblado con el nombre de San
José de Analco, consagrándolo al Santo Patriarca. Ahí mismo el padre Segovia
levantó, en 1543, una capilla en honor de San José, siendo la primera con esta
advocación en Jalisco.
Los Simposios
Josefinos realizados desde 1970, han dado impulso a los estudios sobre San
José, propiciando el encuentro de investigadores en este campo y recuperando la
devoción que existe en la Iglesia hacia el Patriarca Santo. La organización del
XI Simposio continúa, las comisiones siguen realizando sus tareas. A la
Diócesis de Ciudad Guzmán se nos dará la oportunidad de participar en la
escucha de las ponencias, una Vicaría Pastoral cada día con cincuenta
representantes. Y en las celebraciones de apertura, clausura y de todos los
días del Simposio, que se realizarán en la Catedral, la participación estará
abierta a toda la población.
Publicación en Impreso
Edición:
130
Sección:
Hagamos Memoria
Autor: P.
Alfredo Monreal Sotelo
12 de agosto de 2013
Tomado de:
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