Fray Gabriel Chávez de la Mora, OSB,
Monje benedictino y arquitecto
Tiene 75 años de edad, 50 de arquitecto y 40 años de sacerdote. Son pocos los años, en relación a sus numerosas aportaciones a la arquitectura, el arte y la liturgia, no sólo en México sino en otras latitudes. Entre sus obras de diseño, renovación, adaptación o recuperación, se cuenta la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, santuarios y capillas guadalupanas como la Basílica de Monterrey, el Santuario Guadalupano en Zamora, la Capilla de Guadalupe en el Vaticano, así como el Santuario de los Mártires en Jalisco (estudios), la Catedral Metropolitana (propuestas para un nuevo presbiterio), las catedrales de Cuernavaca y Guadalajara y múltiples centros parroquiales.
Fray Gabriel Chávez de la Mora, nació el 26 de noviembre de 1929 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. A los 25 años de edad recibió el título de Arquitecto –con mención honorífica– en la primera generación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, con el tema de tesis: “Centro Parroquial de San José de Analco”.
Se ordenó sacerdote de la Orden de San Benito –ya siendo arquitecto– en un día significativo: el primero de mayo de 1965, Día del Trabajo y de San José Artesano. Su círculo familiar tuvo gran influencia en la dirección de su trayectoria. Creció y se formó en el seno de una familia de fervorosos católicos en la que había varios ingenieros y arquitectos. Luego, siendo estudiante, fue discípulo de destacados profesionales de la arquitectura religiosa y estableció contacto con el movimiento litúrgico renovador que se gestaba en Europa. Así comenzó a trabajar el arte religioso y con algunos compañeros estableció el taller “Ars Sacra”. Poco después realizó los trabajos de restauración de la Catedral de Cuernavaca que despertaron polémicos comentarios por su aire contemporáneo.
Al ingresar al Monasterio Santa María de la Resurrección, realizó la primera obra de muchas otras que vendrían después para su comunidad religiosa y otras órdenes monásticas, al diseñar la capilla del convento en Cuernavaca, Morelos, misma que llamó la atención por su estructura circular hecha para favorecer la participación de los asistentes, destacar la proclamación de la Palabra y la fuerza de los signos litúrgicos. Era una arquitectura surgida antes del Concilio Vaticano II y pareciera confirmada por éste en su concepto de liturgia, por demás renovador para la Iglesia. Actualmente, las obras de Fray Gabriel siguen el mismo enfoque: contemporáneo y funcional para atender las necesidades de la evangelización, y al mismo tiempo fiel al sentido de la celebración de los sagrados misterios. Así concibió, en coautoría con el Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, la monumental y acogedora Basílica de Guadalupe que en su moderna forma de carpa actualiza las tiendas de los peregrinos del Antiguo Testamento. Entre sus obras están: el marco de la Virgen, altar, sede, ambón, capillas del Santísimo y San José, capilla abierta, capillas altas y Bautisterio (altos).
El conjunto del Tepeyac donde se asienta la Basílica y otras Iglesias y espacios también tiene los aportes de Fray Gabriel pues colabora desde 1968 en diseño, arte litúrgico (pintura, escultura), iconografía, orfebrería, ornamentos, medallas, estandartes, logotipo, señalización, carteles, mobiliario, ajuar litúrgico, restauración y/o adaptación litúrgica, en: Basílica Antigua, Parroquia de Capuchinas, Antigua Parroquia de Indios (ahí se encuentran los cimientos de las dos primeras ermitas donde se exhibió el Ayate de San Juan Diego), Vía Crucis, capillas de la Casa del Peregrino y criptas, Carrillón y Bautisterio.
De todos sus trabajos, Fray Gabriel Chávez considera como su mayor aportación los centros parroquiales, porque su propuesta incluye el diseño y construcción de los espacios anexos a los templos adecuados y necesarios para la evangelización (salones, dispensarios, etc), y responde a las tres vertientes de la liturgia señaladas por el Concilio Vaticano II: consciente (catequesis), activa (participativa en las celebraciones litúrgicas) y fructuosa (caritativa, con obras de misericordia). Pero realmente es difícil definir su mayor aportación, pues su trabajo es muy extenso. Ha colaborado en la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica, Música y Arte Sacro, las comisiones de Arte Sacro de las Arquidiócesis de México, Guadalajara y otras diócesis, santuarios y catedrales, así como en la Comisión Nacional de Arte Sacro, la Academia Nacional de Arquitectura y la Sociedad de Arquitectos Mexicanos.
Por ese motivo importantes universidades del país le han llamado a compartir su experiencia a sus jóvenes alumnos, en talleres, cursos y conferencias, entre ellas: la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Tecnológico de Monterrey, la Universidad Iberoamericana y la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. Fray Gabriel también ha compartido su trayectoria en otros países: en el “Congreso Internacional de Arquitectura y Artes al Servicio de la Liturgia”, en el Ateneo San Anselmo, ambos en Roma, Italia, y en VI Encuentro Monástico Latinoamericano realizado en Córdoba, Argentina.
Dentro de la Orden de San Benito, la más antigua entre las órdenes y congregaciones de la Iglesia Católica y que estableció numerosos monasterios en la antigua Europa, Fray Gabriel desde joven impulsó los talleres de artesanía religiosa siguiendo el carisma que les define en la frase: ora et labora (ora y trabaja). Entre otros servicios a su comunidad, Fray Gabriel ha sido secretario del Capítulo de la Abadía del Tepeyac y miembro del Consejo del Abad. Fray Gabriel ha recibido múltiples premios, reconocimientos y menciones. El año pasado le otorgaron el Premio San Benito Abad por la trascendencia de su trabajo a favor del desarrollo humano a lo largo de 50 años de arquitecto, y un reconocimiento de la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana por su destacada participación en el gremio.
Ora et labora. No cabe duda que la oración ha potenciado los recursos y cualidades del sacerdote y arquitecto Fray Gabriel Chávez de la Mora, multiplicando sus frutos con el binomio arquitectura-liturgia, en el diseño de los espacios adecuados para el encuentro de los hombres con Dios y con sus hermanos. “Que mis obras glorifiquen a Dios y santifiquen a mis hermanos”, afirma el colaborador más antiguo de la Basílica.
Lic. Marcela Vallecillo Gómez
Comunicación Social de la INBG
La información está tomada del Boletín Guadalupano, Año IV, núm. 50. Febrero 2005 que aparece en el sitio:
No hay comentarios:
Publicar un comentario