Cuatro imágenes para el culto a San José en sus Desposorios con la Virgen del Espino
En torno al año 1212, el Capitán Melédez Arias tomó el Castillo del Tocón a manos de los árabes y estableció el culto a María Santísima como gratitud a los favores recibido en la batalla por mediación de la Señora. De su tierra natal, Talavera trajo a Membrilla la fiesta de los Desposorios que desde el siglo XIII se convirtieron en las fiestas patronales de la localidad.
El hecho de que la fiesta celebre los desposorios de María con José impone la escenificación de este compromiso con la presencia de ambos contrayentes, por lo que la figura del Santo acompañará a la de María en las celebraciones populares aunque se desconoce cuándo se inicia esta tradición en Membrilla.
No existen fuentes documentales que citen a San José acompañando a la imagen de Nuestra Señora del Espino. Durante el siglo XV y XVI son constantes las referencias a la celebración de la fiesta y posteriormente las Relaciones Topográficas describirán cómo el primer domingo de mayo se saca en procesión la imagen de Nuestra Señora y la llevan a una iglesia que estaba cerca y allí se celebran los desposorios de Nuestra Señora. Pero en ningún caso se cita la presencia de la imagen de San José.
Los primeros datos sobre la figura de San José acompañando a la Virgen del Espino en los Desposorios datan de finales del siglo XIX y principios del XX. En el altar mayor de la Capilla de Santa Teresa, en la Iglesia Parroquial de Santiago el Mayor, había una imagen de San José con un Niño Jesús “de quita y pon”. Para la celebración de los Desposorios se le quitaba al Niño y San José acompañaba a la Virgen del Espino en sus festejos. La imagen desapareció durante el incendio de la parroquia del año 36.
Tras la Guerra Civil y la restauración del templo, Don Juan Medrano y su mujer regalan una nueva imagen de San José con Niño que volvió a presidir el altar de la capilla sur de la parroquia. San José viste una túnica y manto y porta en su mano izquierda la vara florida. De su mano derecha lleva a Jesús Niño, con los tres poderes y un crucifijo en la mano derecha. Pero esta vez no existía la posibilidad de separar ambas tallas, con lo que San José procesionaba en andas durante la fiesta de los Desposorios con el Niño Jesús en la mano. Las burlas de los vecinos propios y sobre todo de localidades vecinas en torno al hecho de que María y José se casasen llevando ya a un niño criado, generaron la necesidad de cambiar la talla de San José por otra sin Niño.
Será en los años 60 cuando el párroco Joaquín Moreno Chocano impulse la adquisición de una nueva talla de San José, esta vez en su faceta de carpintero. La imagen de un metro escaso de altura, representa a un joven Patriarca vestido con túnica. En su mano izquierda lleva una sierra de carpintero y en su mano derecha un martillo. De nuevo las burlas y las críticas hacia la nueva escultura, que quedaba demasiado pequeña al lado de la majestuosa imagen de la Patrona, obligarán a su retirada a los pocos años. La talla se guardó en la sacristía de la ermita del Espino.
La Virgen del Espino celebraría sola los siguientes Desposorios hasta que el año 1989 vuelve a recuperarse la tradición de San José que va a esperar la Virgen del Espino a la ermita y la acompaña hasta la parroquia, donde se celebrarán los desposorios. La Cofradía de la Virgen adquiere una nueva talla en madera polícroma de San José, portando la vara florida en la izquierda, que acompaña desde entonces a la imagen de la Virgen durante la celebración de las fiestas. Sin embargo, la imagen siguió sin escapar a las nuevas polémicas sobre su figura y la “curiosa” posición de la mano derecha, que obligaron a realizar algunas modificaciones en la talla.
La imagen se guardaba en una hornacina de la nave central de la ermita, cerca del coro. Tras la restauración de la ermita del año 2009, la imagen de San José se sitúa junto a la de la Virgen del Espino sobre un pequeño pedestal de madera en el altar mayor. Días previos a la Bajada de la Virgen, la imagen de San José se lleva hasta la iglesia parroquial para cumplimentar el protocolo de una boda al más puro estilo manchego: el novio acudirá el jueves de la Bajada hasta la casa de la novia, la Ermita del Espino, -rodeado de música, guardia de honor, padrinos e invitados-, para recoger a María y acompañarla hasta la iglesia parroquial, donde se celebrarán los Desposorios al cabo de dos domingos.
Fdez. Megías
08 de agosto de 2017
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