Primer Domingo de San José: 5 de febrero 2017
Hay una preciosa tradición cuyo origen se remonta al siglo XVI que consiste en dedicar los siete domingos anteriores a la fiesta de San José, para acudir con especial detenimiento al Esposo de María Virgen, para expresarle cariño y pedirle ayuda.
Se suelen «contemplar» o considerar, los principales misterios acontecidos a los largo de su vida en la tierra entretejidos de gozos y dolores, en los que se refleja de algún modo toda vida humana.
Toda la vida de San José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles y oscuras en que le puso Dios. Él es al pie de la letra “el administrador fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia” (Lucas 12, 42). Desde tiempo inmemorial, la Iglesia lo ha venido venerando e invocando como continuador en ella de la misión que un día tuviera para con su Fundador y Madre.
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