Ordenación de 8 Diáconos Permanentes en Diócesis San José de Temuco
En el rito de la Ordenación, el delegado episcopal para la formación de los diáconos, Pbro. Patricio Trujillo solicitó a nuestro obispo la ordenación para estos hermanos: Víctor Manuel Durán Rivas, de la Parroquia Jesús de la Misericordia, Labranza; Héctor Enrique Gómez Roa, de la Parroquia Sagrado Corazón de Lautaro; Jorge Gabriel Jara Figueroa, de la Parroquia San Juan Bautista; Nelson Matamala Peña, de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva, Temuco; José Rigoberto Poveda Espinoza, de la Parroquia Nuestra Señora de La Merced, Victoria; Mario Gastón Silva Villanueva, de la Parroquia San Juan Bautista, Temuco; René Sandoval Concha, de la Parroquia San Juan Pablo II, Pillanlelbún y Dagoberto Amador Silva Hernández, de la Parroquia Santiago Apóstol, Temuco.
En su homilía, el Obispo diocesano señaló. “Esta Ordenación, no es sino fruto del inmenso amor del Señor, que llama a algunos para estar con él y del discípulo que responde con total disponibilidad para seguirlo y servirle allí donde él lo envíe (…) ellos serán consagrados, para dedicar el resto de su vida al servicio de la Palabra, de la Liturgia y muy especialmente a la caridad”.
Agregó: “Queridos Hijos, éste es un modo de servir que hace humilde al que sirve. No adopta una posición de superioridad ante el otro, por miserable que sea momentáneamente su situación. Cristo ocupó el último puesto en el mundo, la cruz, y precisamente con esta humildad radical nos ha redimido y nos ayuda constantemente. Quien es capaz de ayudar a otro, reconoce que, precisamente de este modo, también él es ayudado; el poder ayudar no es mérito suyo ni motivo de orgullo. Esto es solo gracia divina. En efecto, todo cristiano y cuanto más un diácono, reconoce que no actúa fundándose en una superioridad o mayor capacidad personal, sino porque el Señor le concede este don”.
Al transcurrir la ceremonia y concluidas las letanías, nuestro Pastor repitió aquel signo realizado por los apóstoles, la imposición de manos sobre cada uno de los elegidos y que indica la acción del Espíritu Santo.
Los hermanos ya ordenados, ayudados de sus esposas, fueron revestidos con los ornamentos propios del diácono, especial momento que fue acompañado con la oración y animados por el coro Catedral. Luego, cada uno de los nuevos diáconos se acercó al obispo, el cual le entregó el libro de los Evangelios, como signo fundamental de la Palabra que proclamarán y posteriormente, el saludo de paz, signo que fue replicado por los demás diáconos, como signo de bienvenida al orden diaconal. Este significativo momento continuó con la presentación por parte del obispo de los nuevos diáconos al Pueblo de Dios.
11 de agosto de 2016
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