Padre Pedro María de Málaga
y los santos en Loreto
La Congregación Universal de la Santa Casa fue fundada en 1883 por el obispo Mons. Galluci con el fin de difundir y promover el culto y el mensaje espiritual del Santuario de Loreto. Pero fue el capuchino español, P. Pedro de Málaga, primer director de la Congregación desde 1883 a 1904, quien dio un impulso extraordinario al santuario con múltiples iniciativas en todos los países de Europa y fuera de ella. Su experiencia internacional y las notables capacidades organizativas consintieron al P. Pedro extender notablemente, especialmente en Europa, los horizontes del santuario de Loreto.
En 1897 toma entre sus manos la gestión del boletín mensual del santuario denominándolo con el nombre de Anales de la Santa Casa (desde 1883 se llamaba La Virgen Lauretana). Hoy lleva el título El mensaje de la Santa Casa. El P. Pedro promovió, además, una intensa actividad editorial de libros, opúsculos, y guías espirituales en varias lenguas para ayudar a los peregrinos a vivir la espiritualidad típica del santuario, con la particular referencia a la vida de la Sagrada Familia.
Si el resultado más notable de su obra fue aquel de haber recogido fondos y adhesiones para completar y embellecer la decoración artística del santuario, no fue menos la obra humilde y oculta, a través de la sensibilización espiritual de las almas. La presencia en Loreto de la Santa Casa de Nazaret era y es una constante llamada a los inicios de la historia de la salvación, desde el misterio de la Encarnación cumplido con el anuncio del ángel a María, a los ejemplos luminosos de la Sagrada Familia de Nazaret. El fin que el p. Pedro estableció era aquel de hacer revivir concretamente, en los fieles, el estilo de Nazaret a través del boletín mensual y una abundante correspondencia epistolar con los Celadores de la Santa Casa.
Uno de los fines que la Congregación se propone desde el inicio fue aquel de difundir la devoción a la Sagrada Familia para crear “una gran familia bajo el único techo de la Santa Casa de Nazaret, en santa compañía con Jesús, María y José”. En el libro, Loreto, nueva Nazaret, así viene ilustrada y difundida esta bellísima iniciativa de la Congregación: “Nosotros somos los miembros de esta Santa Familia la cual, de tres personas que eran, se ha multiplicado al infinito. Es la Santa Casa el techo paterno donde todos los miembros de esta inmensa familia deben encontrarse reunidos y todos saberse y sentirse hijos de una Madre incomparable, hermanos de nuestro bendito Señor y Salvador... La puerta de la Santa Casa nos ha sido grandemente abierta... Jesús, María y José nos esperan, nos abren el corazón, y nos extienden los brazos para acogernos en su santa compañía” (G. Garratt, Loreto, nuova Nazaret. Recanti 1894, p. 341-342).
La eficiencia de la actividad de la Congregación está ligada también a la feliz iniciativa del p. Pedro de crear una abundante y sólida red de Celadores de la Santa Casa (hoy llamados Amigos de la Sagrada Familia) esparcidos en todo el mundo con la tarea de dar a conocer el santuario de Loreto y de difundir el mensaje y la espiritualidad. El material epistolar con los Celadores se ha perdido casi todo, mas podemos darnos una idea de algún ejemplar que queda y de los testimonios de algunos santos y beatos que han tenido una constante relación con el p. Pedro y con el Santuario de Loreto en aquellos años. El p. Pedro fue un verdadero animador, un padre espiritual, un consejero que supo sugerir un estilo de vida marcado por el mensaje de la Sagrada Familia de Nazaret. Entre los Celadores que tuvieron una relación directa con él y a él se referían encontramos santos y beatos como San José Manyanet, la beata Gabriela Bonino, la beata Elena Guerra, San José Nascimbeni, el beato Dionisio Vicente y otros.
P. Marcello Montanari
Extracto tomado de la revista: Il messaggio della Santa Casa (diciembre 2005)
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