Entrevista al padre Tarcisio Stramare,
teólogo que colaboró con Juan Pablo II en la Custodio del Redentor (Redemptoris
Custos), la exhortación apostólica sobre la misión de San José de la cual
hoy se cumple el 30 aniversario.
Les explico cuán grande es el
Custodio del Redentor
“Desafortunadamente
en los libros de dogmática, en los seminarios y en las universidades católicas,
la figura de San José está hoy absolutamente ausente. Pero ¿Cómo se pude hacer
teología de la Sagrada Familia y por lo tanto de la familia si falta San José?”
Quien habla es el padre Tarcisio
Stramare, religioso de los Oblatos de San
José y guía, al interior de esta congregación, del Movimiento Josefino, que tiene precisamente el fin de difundir el
conocimiento y el culto del que es considerado padre de Jesús.
Entre los mayores estudiosos de
Josefología, el padre Tarcisio, que casi tiene 91 años conserva una lucidez que
da envidia y recientemente ha publicado el gran volumen: San José. Hecho religioso y teología (Shalom 2018), fue uno de los
teólogos que colaboraron con san Juan Pablo II en la elaboración de la Custodio
del Redentor (Redemptoris Custos),
la exhortación apostólica centrada sobre el rol y la misión de San José en la
Vida de Jesús, por lo tanto al servicio del misterio de la Redención.
Con ocasión del 30 aniversario de la Custodio del Redentor (Redemptoris Custos), que acontece,
propio hoy, en la solemnidad de la Asunción de María - La Nueva Brújula entrevistó al padre Tarcisio.
El Padre Tarcisio Stramare, colaboró con
Juan Pablo II en la Custodio del Redentor
(Redemptoris Custos): a 30 años de
distancia ¿Por qué es importante descubrir las enseñanzas de esta exhortación
apostólica?
Colaboré mucho, sobre todo en el plano
teológico porque esto es aquello que falta cuando se habla de San José. Más
allá de los buenos discursos sobre las virtudes o de los sermoncillos que
reducen a San José a un gran hombre, eso es lo que falta, y que, más aún, es
esencial: su presencia en el plano de la Encarnación. Bastaría seguir el esquema
del Concilio sobre la Revelación, que comprende tres elementos: hechos,
palabras y el misterio en ellos contenido. Su primera función es aquella de minister salutis es decir de “ministro de la salvación” se tiene la
intención, evidentemente de aquella ofrenda a los hombre de parte de Jesús. A
esta obra del Redentor que los hombres pueden participar como siervos del plan
de Dios: la Virgen participa de un modo absoluto, sobretodo sirviendo a Jesús
como madre; y, junto a ella, San José lo sirvió como padre.
¿Es este el punto de partida para
comprender el rol de San José en la Redención?
Sí, en el número 8 de la Custodio del Redentor se escribe que “San José fue llamado por Dios a servir directamente a la persona y a
la Misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad”. Por lo tanto,
la paternidad es el instrumento que Dios puso en manos de San José para servir
a Jesús, justamente como padre. En la Custodio
del Redentor se profundiza justamente la paternidad como principio
teológico para mirar a San José, un principio que claramente “pasa a través del matrimonio con María, es
decir, a través de la familia” (Custodio
del Redentor 7).
¿En la Custodio del Redentor se destaca, por tanto, su servicio paterno
hacia Jesús?
¡Exacto! Ahora bien, nosotros también servimos
a Jesús, pero no directamente sino a través de su Iglesia, mientras que José lo
sirvió directamente. Él, con la Virgen, pudo tocar con sus manos la carne de
Jesús, por lo tanto su Humanidad. Y como ha sido custodio y padre de Jesús en
la tierra, así hoy continua su misión paterna de protector de la Iglesia. Por
esto la primera parte de la Custodio del
Redentor habla de su paternidad respecto a Jesús y la última parte de su
protección hacia la Iglesia. Se reitera así que la Iglesia debe dirigirse a San
José y también imitarlo: la Iglesia debe por tanto aprender a servir a Jesús,
como lo sirvió San José junto con María. Es importante subrayar este su
papel, junto con María, que
desafortunadamente la mayoría de las veces es descuidado aún por parte del
algunos mariólogos, como si la Virgen no se hubiera casado.
Usted antes usó una expresión, ministro de la salvación, que está contenida en la Custodio del Redentor y pertenece a San Juan Crisóstomo.
Crisóstomo es un Padre y doctor de la Iglesia. Esto nos recuerda que los Padres de la Iglesia y los escritores de Iglesia siempre se han ocupado de la figura de San José, por lo tanto no es verdadero cuando se dice que de él “no se sabe nada”… Los Padres hablan mucho y abundantemente de San José porque en sus homilías explicaban el Evangelio; y el primer Evangelio que explicaban era el de Mateo, que al inicio se detiene justamente en José.
Usted antes usó una expresión, ministro de la salvación, que está contenida en la Custodio del Redentor y pertenece a San Juan Crisóstomo.
Crisóstomo es un Padre y doctor de la Iglesia. Esto nos recuerda que los Padres de la Iglesia y los escritores de Iglesia siempre se han ocupado de la figura de San José, por lo tanto no es verdadero cuando se dice que de él “no se sabe nada”… Los Padres hablan mucho y abundantemente de San José porque en sus homilías explicaban el Evangelio; y el primer Evangelio que explicaban era el de Mateo, que al inicio se detiene justamente en José.
En la Custodio
del Redentor se habla también de la importancia de José en relación al
trabajo humano que se acerca al misterio de la Redención. ¿Nos puede explicar
este pasaje?
El punto es que Jesús “asumió” todas las realidades humanas y,
entre éstas, una realidad primordial: el trabajo. Jesús por lo tanto “asumió”
también el trabajo, para purificarlo y santificarlo. Ahora bien, San José, como
ministro de la salvación, acercó a Jesús al trabajo, lo puso en contacto con el
trabajo para que lo santificara, a fin de que fuera Él, como para las otras
realidades humanas, el Redentor de todo.
Inmediatamente después de haber hablado
de su ser trabajador, la Custodio del
Redentor subraya el primado de la vida interior en San José.
Juan Pablo II pone en evidencia el silencio, no como silencio en sí mismo sino visto propiamente como contemplación. Porque San José no era solamente un trabajador que después quizás se muere de cansancio y ni siquiera piensa en Dios… él era sobre todo un contemplativo. En la Custodio del Redentor se encuentra este pequeño capítulo en el que se explica bien como reconciliar acción y contemplación. Se trata de un pasaje fundamental porque San José no es una figura “fácil” que se puede agotar como modelo de hombre pobre y silencioso. Desafortunadamente en el campo teológico no lo mira casi nadie, en los manuales de teología ni siquiera se le nombra, mucho menos se concibe como él está ligado íntimamente a los misterios de la Encarnación y de la Redención.
Juan Pablo II pone en evidencia el silencio, no como silencio en sí mismo sino visto propiamente como contemplación. Porque San José no era solamente un trabajador que después quizás se muere de cansancio y ni siquiera piensa en Dios… él era sobre todo un contemplativo. En la Custodio del Redentor se encuentra este pequeño capítulo en el que se explica bien como reconciliar acción y contemplación. Se trata de un pasaje fundamental porque San José no es una figura “fácil” que se puede agotar como modelo de hombre pobre y silencioso. Desafortunadamente en el campo teológico no lo mira casi nadie, en los manuales de teología ni siquiera se le nombra, mucho menos se concibe como él está ligado íntimamente a los misterios de la Encarnación y de la Redención.
Siempre, a propósito de la contemplación:
¿Qué cosa puede decirnos la gran devoción que tenía hacia San José, una
contemplativa y reformadora del Carmelo, como santa Teresa de Ávila?
Nos dice que San José es justamente,
antes que nada, un modelo de contemplación. Cada día tenía, delante de sí, la
Verdad y ciertamente estaba encantado de la Verdad que es Jesús. Si falta la
contemplación también la acción se
convierte… en un acto y basta. Contemplar significa estar aferrado por la
Verdad. Para dar un ejemplo: en base al amor tú trabajas, por esto, entre más fuerte sea el amor por tu
familia más motivado estará tu trabajo. La contemplación y el Amor, y es a
través de ésta que el trabajo puede unirse al Amor. Contemplar quiere decir
amar, y amar quiere decir conocer: si amas, entonces lo haces con esfuerzo, con
sacrificio de ti. San José dio toda su vida a Jesús porque lo amaba.
Mirando a los últimos dos siglos comparando la creciente secularización, los Papas, desde Pío IX que lo declaró patrono universal de la Iglesia en adelante, promovieron mucho la devoción a San José. Y sin embargo hoy, en la misma Iglesia no se “observa” el papel de San José ¿Se puede hacer un paralelo con el hecho que la paternidad, al nivel más general de la sociedad, esté bajo ataque?
¡Ciertamente, de hecho hoy hay necesidad de este tema de la paternidad y es necesario mostrar a San José y hablar de él! Si pensamos en el matrimonio ¿Cómo se puede hacer teología de la familia sin la Sagrada Familia? Sí, se dice que es un modelo, pero todo termina allí. De este modo se hace sólo moralismo, no teología.
Mirando a los últimos dos siglos comparando la creciente secularización, los Papas, desde Pío IX que lo declaró patrono universal de la Iglesia en adelante, promovieron mucho la devoción a San José. Y sin embargo hoy, en la misma Iglesia no se “observa” el papel de San José ¿Se puede hacer un paralelo con el hecho que la paternidad, al nivel más general de la sociedad, esté bajo ataque?
¡Ciertamente, de hecho hoy hay necesidad de este tema de la paternidad y es necesario mostrar a San José y hablar de él! Si pensamos en el matrimonio ¿Cómo se puede hacer teología de la familia sin la Sagrada Familia? Sí, se dice que es un modelo, pero todo termina allí. De este modo se hace sólo moralismo, no teología.
Tenemos necesidad de entender que la
familia es parte integrante de la Encarnación y de la Redención y que en la
Sagrada Familia, con Jesús, están justamente María y José. En la Custodio del Redentor se menciona un
argumento que trato en algunos capítulos de mi último libro y es el de la
pertenencia de San José a la misma unión hipostática. Porque la Encarnación del
Verbo se da a través de esta unión que requiere la presencia de María y José,
de ninguna manera son personajes de adorno. Son parte de la esencia de la
Encarnación, porque Dios se encarnó en una familia. Es esta la grandeza que
necesita destacarse.
Ermes Dovico
15 de agosto de 2019
Tomado de La Nuova
Bussola Quotidiana:
Traducción
del Italiano:
P.
Óscar Alejandro, m. j.