A 21 años de la Exhortación Apostólica Custodio del Redentor
El 15 de agosto de 1989 en el día de la Asunción de María, Juan Pablo II ofreció la Exhortación Apostólica El Custodio del Redentor (Redemptoris Custos) dedicada a San José, el Esposo de María. En esta Exhortación el Santo Padre nos regaló varios pensamientos que a lo largo de los siglos fueron compartidos por los Padres de la Iglesia (San Juan Crisóstomo, San Agustín, Orígenes) por los teólogos (Santo Tomás de Aquino, San Bernardo) y algunas reflexiones en torno al esposo de María tomadas del Magisterio Pontificio (León XIII, Pío IX, Benedicto XV, Juan XXIII, Pablo VI).
La feliz iniciativa del Papa Wojtyla fue conmemorar la breve, pero profunda Carta Encíclica Quamquam Pluries que el Papa León XIII ofreciera un siglo atrás. En este documento se invitaba a venerar junto con la figura de María a la de su esposo:
Juzgamos de profunda utilidad para el pueblo cristiano, invocar continuamente con gran piedad y confianza, junto con la Virgen-Madre de Dios, su casta Esposa, a San José; y tenemos plena seguridad de que esto será del mayor agrado de la Virgen misma[1].
Creo que en este pensamiento se encierra lo que Dios, desde un principio, presentó en este matrimonio colaborador en la obra de la Redención. Considero que el hecho de invocar juntos a María y José nos hace volver los ojos al Evangelio en donde ambos tienen un papel destacado no perdiendo de vista que:
… para la Iglesia, si es importante profesar la concepción virginal de Jesús, no lo es menos defender el matrimonio de María con José[2]
De los aportes que el Papa nos ofreció en este documento encontramos pensamientos profundos que van en la línea de prolongación de esta idea en torno a los esposos de Nazaret y otros que en definitiva nos presentan una perspectiva nueva y poco profundizada y por lo tanto pasada por alto en las meditaciones tanto marianas como josefinas.
Pero dejemos a un lado los aspectos novedosos. ¿Ha tenido mella Redemptoris Custos en los puntos básicos como es el matrimonio de María con José?
Creo que a 21 años va teniendo una discreta incidencia. Pero aún hay mucho camino por andar. Si bien el matrimonio de María con José es una realidad que señalan tanto el evangelista Mateo como Lucas, es un punto ausente en muchas reflexiones josefinas, que ya de por sí es grave, y lo que más cuestiona es que está totalmente ausente en la mayoría de las meditaciones marianas. Creo que muchos cristianos que son, no digamos devotos, sino estudiosos de la figura de la Virgen María, están más preocupados por agregar a María títulos grandilocuentes como: Corredentora evadiendo o simplemente ignorando uno de los títulos más hermosos y humanos que le dio Dios en la Historia de la Salvación, a saber: Esposa de José.
La Exhortación el Custodio del Redentor presenta El matrimonio de María con José (números 2-3) y El varón Justo-El esposo (números 17-21). Y hablando de José como esposo dice:
Por otra parte, es precisamente del matrimonio con María del que derivan para José su singular dignidad y sus derechos sobre Jesús. «Es cierto que la dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más sublime; mas, porque entre la beatísima Virgen y José se estrechó un lazo conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se acercó más que ningún otro. Ya que el matrimonio es el máximo consorcio y amistad —al que de por sí va unida la comunión de bienes— se sigue que, si Dios ha dado a José como esposo a la Virgen, se lo ha dado no sólo como compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa grandeza de ella»[3].
Para darnos cuenta de la ausencia del aspecto matrimonial entre José y María sólo basta dar un vistazo a meditaciones marianas, a revistas especializadas en Mariología, o a tratados mariológicos aparecidos en estos últimos 20 años que nos hacen pensar que María fue Inmaculada, fue Virgen, fue Madre, fue Asunta… lo que creemos por la fe; pero nunca fue esposa. Afirmar lo anterior u obviar este último aspecto esponsal, respecto a José de Nazaret o a su esposa, constituiría una tergiversación o una gran laguna en nuestra visión mariana-josefina.
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[1] León XIII, Carta Encíclica Quamquam Pluries 2 .
[2] Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Custodio del Redentor 7.
[3] Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Custodio del Redentor 20.
[3] Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Custodio del Redentor 20.
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P. Óscar Alejandro Hernández Zavala, m. j.
Saludos P. Óscar Alejandro m.j.
ResponderEliminarEncontré su blog - seguiré leyendo.
Felicitaciones.
Una pregunta: ¿sabe quién es el autor de la pintura que ilustra su entrada "21 años de un documento dedicado a san José"?
Bendiciones.
Hipólito, omi.