Fragmento de una Homilía
del Arzobispo de Indianapolis
Una de mis imágenes preferidas de San José se encuentra ilustrada en un mural del padre benedictino Donald Walpole, afuera del Oratorio de San José en la gruta de la iglesia de la archiabadía en Saint Meinrad. El tema del mural es la huída a Egipto. María y Jesús están sentados en un burro guiado a pie por José. Él lleva un cayado en una mano y Jesús le agarra el dedo de la otra mano. El texto sobre la pintura dice: “La mano del humilde José guía a la del Todopoderoso”.
Esa imagen del humilde José dice mucho para cualquiera que tenga grandes responsabilidades en una familia. Dice mucho para cualquiera que acepte seriamente la responsabilidad de guiar a otros en la fe. Dice mucho para innumerables personas que sirven a sus familias o a sus vecinos, o a los pobres, o a los que sufren, o a los que están solos, ocultos tras bastidores. Habla de un patrón para aquellos que sirven sin obtener mayor reconocimiento, ovaciones o elogios.
Daniel M. Buechlein, Arzobispo de Indianápolis.
Homilía para el 19 de marzo de 2005
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