Camino del Carpintero, nueve días con San José
Día cuarto: la sabiduría de los años caminados.
Cuestiones de personas mayores:
¿Cuándo moriré? ¿Podré cumplir algún deseo/sueño antes de que llegue mi tiempo de partir? ¿Hay algo de lo que me arrepienta? ¿Cómo quiero que me recuerden mis seres queridos? ¿Cómo reaccionaría si Dios me dijera en este momento que ya llegó mi tiempo de partir? ¿Cumplí con el propósito que Dios me dio al ponerme en esta tierra? ¿Qué experiencias o memorias me gustaría llevarme conmigo al partir?
Dolor y gozo:
V. Cuando Simón profetiza que Jesús sería ocasión de caída y rechazo para muchos y que una espada atravesaría el corazón de María, también San José experimentó en su alma intensísimo dolor.
R. Pero inmenso fue el gozo al saber que esos dolores varían la luz a la resurrección de todas las naciones.
Texto bíblico:
Lee con atención el siguiente texto y descubren él sus personajes, sus acciones, la trama coma los lugares, etcétera.
Lucas 2, 22-35:
Cuando llegó el día fijado por la ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor cómo está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor". También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, queda justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó En sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
«Ahora, Señor puedes dejar que tu servidor muere en paz, cómo lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que ya en decir de Él. Simeón, después de bendecirlos dijo a María la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel: será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesar el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».
Reflexión:
La experiencia de Simeón sigue trascendiendo Hoy más que nunca en la experiencia y voz de tantas personas mayores que con sus experiencias y sus anécdotas, sus palabras y sus grandes silencios, no se enseñan que la sabiduría de Dios viene en la medida que descubren entre lo andado y lo recibido el silencio activo con el que Dios nos habla.
Dicho silencio se cultiva y se desarrolla, como bien nos recuerda Francisco en su catequesis de San José del día 15 de diciembre 2021: Este es el motivo por el cual debemos aprender de José a cultivar el silencio: ese espacio de interioridad en nuestras jornadas en el que damos la posibilidad al Espíritu de regenerarnos, de consolarnos, y corregirnos. No digo caer en un mutismo, no, sino cultivar en silencio. Cada uno mire dentro de sí: muchas veces estamos haciendo un trabajo y cuando terminamos enseguida buscamos el móvil para hacer otra cosa, siempre estamos así. Y esto no ayuda, esto nos hace caer en la superficialidad. La profundidad del corazón crece con el silencio, silencio que no es mutismo, como he dicho, sino que deja espacio a la sabiduría, a la reflexión y al Espíritu Santo. A veces tenemos miedo de los momentos de silencio, ¡pero no debemos tener miedo! Nos hará mucho bien el silencio. Y el beneficio del corazón que tendremos sanará también nuestra lengua, nuestras palabras y sobre todo nuestras decisiones. De hecho, José ha unido la acción al silencio.
Esta experiencia de silencio que encontramos en las personas mayores es esencial en una vida que se debate entre miles de palabras y un sin fín de ruidos que condicionan nuestra existencia hoy. Las personas mayores de edad tienen esa capacidad de reposar sus ideas y de compartirlas con sus vivencias para enriquecer las perspectivas de quienes van caminando recientemente en la vida. La experiencia profética de Simeón es una invitación a José para descubrir la grandeza con la que el joven carpintero debe educar a su hijo, así es la experiencia de nuestros Laicos, Hermanas y Misioneros Josefinos mayores que nos hablan del Maestro desde la novedad con la que Él siempre se nos manifiesta a lo largo de la historia. Oremos por las personas mayores de nuestra Familia Josefina y por sus necesidades para que sepamos descubrir la profecía en vida con la que nos siguen iluminando.
Tomada de El Propagador de la devoción al señor San José, año 152, número 3, marzo 2023. pp. 10-11.
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