viernes, 17 de marzo de 2017

Día 9 de la novena a San José 2017



¡No nos olvidemos de San José!

Día 9

La fe de México bajo la protección de San José

1) Inicio

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V. Envía, Señor tu Espíritu.
R. Y se renovará la faz de la tierra.

Canto a San José

2) Lectura:

Declaración del Patronato de San José Primer Concilio Provincial Mexicano (1555)

"Y porque de parte de toda la República, así eclesiástica como seglar, con grande instancia nos fue suplicado, mandásemos guardar y celebrar la Fiesta de el glorioso San Joseph, Esposo de Nuestra Señora, y le recibiésemos por Abogado é intercesor contra las tempestades, truenos, rayos y piedra, con que esta tierra es muy molestada; y considerando los méritos y prerrogativas de este glorioso Santo, y la grande devoción que el Pueblo le tiene, y la veneración con que de los indios y los españoles ha sido y es venerado, S.A.C. recibimos al dicho glorioso san Joseph por Patrón general de esta nueva Iglesia, y estatuimos y ordenamos que en todo nuestro Arzobispado, y Provincia, se celebre su Fiesta, de doble mayor, o primera dignidad, y se guarde de la manera que las otras Fiestas solemnes de la Iglesia se manda guardar, y celebrar, la cual se celebrará, y guardará a diez y nueve días del mes de Marzo, conforme a la Institución Romana."

3) Meditación

Desde que llegaron a nuestro país como primeros misioneros, los frailes franciscanos encomendaron la evangelización del mismo a San José. Desde entonces, nuestro pueblo, particularmente el pueblo sencillo, aceptó esta devoción y dio su cariño al esposo de la Virgen Morena. Recordemos lo que el Papa Francisco, como pastor supremo de la Iglesia universal, piensa y espera de nuestro país.

México es un gran país. Bendecido con abundantes recursos naturales y una enorme biodiversidad que se extiende a lo largo de todo su vasto territorio. Su privilegiada ubicación geográfica lo convierte en un referente de América; y sus culturas indígenas, mestizas y criollas, le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente valorar. La sabiduría ancestral que porta su multiculturalidad es, por lejos, uno de sus mayores recursos biográficos. Una identidad que fue aprendiendo a gestarse en la diversidad y, sin lugar a dudas, constituye un patrimonio rico a valorar, estimular y cuidar.

Pienso, y me animo a decir, que la principal riqueza de México hoy tiene rostro joven; sí, son sus jóvenes. Un poco más de la mitad de la población está en edad juvenil. Esto permite pensar y proyectar un futuro, un mañana. Da esperanzas y proyección. Un pueblo con juventud es un pueblo capaz de renovarse, transformarse; es una invitación a alzar con ilusión la mirada hacia el futuro y, a su vez, nos desafía positivamente en el presente. Esta realidad nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre la propia responsabilidad a la hora de construir el México que queremos, el México que deseamos legar a las generaciones venideras. También a darnos cuenta de que un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común, este «bien común» que en este siglo XXI no goza de buen mercado. La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo (Discurso a las autoridades civiles).

Quiero invitarlos hoya estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad.

Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos. Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte.

4) Oración
Oye, Señor ...
calma nuestras impaciencias;
que aprendamos, como José, en nuestra familia,
a dejar que las cosas sucedan
sin perder el equilibrio,
sin bloquearnos por la protesta,
sin rechazar al diferente,
sin juzgar con dureza.
Danos la sabiduría de José,
para pensar bien de la gente y de nuestros familiares,
para dejar obrar a Dios,
y para apostar por la bondad del otro.
Haznos generosos como María,
para darte el sí,
para estar disponibles siempre,
aunque no entendamos.
Ayúdanos a cuidar nuestra familia,
a mantener viva la comunicación,
a generar ternuras y detalles
ya estar atentos a lo que necesita el otro.
y que San José proteja a nuestro país
como protegió a tu Hijo.
Amén.
5) Acción

Compartimos de qué manera nos mantenemos informados sobre los problemas que aquejan a nuestro país, y cómo podemos contribuir, junto con nuestras familias, como agentes y como ámbitos de vida, al surgimiento de una sociedad responsable, y una Iglesia comprometida con su enseñanza social y su puesta en práctica.


Tomado de: El Propagador de la devoción al señor San José, Año 146, n. 3, Marzo 2017, pp. 24-26.

Ilustración: Ricardo González Copado
Título: José, Protector de la Iglesia Universal.

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