miércoles, 8 de febrero de 2012

Oración a San José del Buen Consejo

Oración a San José del Buen Consejo
Hacia el XVI Capítulo General

¡Oh san José del Buen Consejo!,

nuestra Congregación, desde su nacimiento,
por amor y voluntad de nuestro Fundador,
el p. José María Vilaseca,
te ha tenido siempre como modelo y protector
en su vida y en su misión evangelizadora.

Al acercarnos al XVI CGE
queremos implorar tu ‘consejo paternal’:

San José del Buen Consejo,
tú recibiste de Dios la sublime vocación
de ser esposo de la santísima Virgen María,
y la misión de aceptarla en tu casa y en tu corazón
con el Hijo de Dios, que llevaba en su seno,
por obra del Espíritu Santo;
te hiciste el hombre de las confianzas de Dios
al ser verdadero padre de Jesús,
evangelizador de los pobres
y salvador de la humanidad.

El Espíritu Santo te confirió sus dones
para tu misión como Jefe de la Sagrada Familia,
y, así, alimentarla y defenderla,
acompañarla y guiarla
a lo largo de los 30 años de la vida oculta de Jesús,
quien, bajo tu cuidado, creció en edad, sabiduría
y virtud ante Dios y los hombres.

Con ese mismo amor has cuidado y protegido,
a lo largo de los siglos, a la Santa Iglesia, Pueblo de Dios
y Cuerpo místico de Cristo aquí en la tierra,
y la has guiado en el cumplimiento de su misión
de llevar a los hombres y mujeres la luz del Evangelio.

San José del Buen Consejo,
así te quiso llamar el p. Vilaseca,
al concluir un triduo de oración, ayuno y penitencia
para descubrir la voluntad de Dios en su vida.
Tu intercesión lo impulsó a una fidelidad creativa,
para recorrer nuevos caminos de evangelización rompiendo toda seguridad humana e
interpretando los signos de los tiempos y de los lugares.

Nuestra historia congregacional
es una prueba palpable de tu solicitud paternal,
de tu protección y amparo.

Por esto, como el p. Vilaseca,

queremos llamarte también:
“la estrella de la esperanza”.

San José del Buen Consejo,
en el ‘Año de la generosidad’

por el voto de amor de nuestro Fundador,
ante tu imagen bendita, queremos renovar,
una vez más, el gesto confiado del p. Vilaseca,
y de su primera discípula, la m. Cesarita Esparza,
y poner bajo tu Patrocinio
a nuestra Congregación y a la Familia Josefina,
pero de una manera especial
la actualización de nuestras Constituciones.

Queremos pedirte que nos alcances una gracia especial:

danos tu ‘consejo’, como se lo diste al p. Vilaseca en 1877.
Alcánzanos el espíritu de sabiduría
para que podamos plasmar en nuestro ‘libro de vida’
el carisma que el Espíritu Santo
puso en el corazón de tu apóstol.

Que nuestras Constituciones estén impregnadas
de la sabiduría de Nazaret,
la sencillez de Jesús, Hijo del Padre,
confiado a tu cuidado paternal:

“Yo hago siempre lo que es del agrado de mi Padre”,

la sencillez de María, tu esposa,
y Madre del Hijo de Dios:
“Hágase en mí según tu Palabra” ,
y tu sencillez
ante el misterio de Dios en tu casa:
Hiciste lo que el ángel del Señor te dijo.

Que nuestras Constituciones estén impregnadas
de la misión de Jesús como enviado del Padre
así como lo manifestó en la Sinagoga de Nazaret:

“El Espíritu del Señor está sobre mí
porque me ha enviado a evangelizar a los pobres…”

Que nuestras Constituciones
nos impulsen a una vida consagrada
mística y profética,
apasionada por Cristo y por la humanidad,
humilde-sencilla y apostólica,
para dar respuestas creativas
a las necesidades de la Iglesia y del mundo.

San José del Buen Consejo,
danos tu ‘consejo’ en esta hora congregacional.

Acompáñanos con María, tu esposa,
para que todos los Josefinos lleguemos a ser
audaces discípulos y misioneros de Jesús,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Julio C. Salcedo A., m.j., Superior General,
Capilla de San José del Buen Consejo, San Juan del Río, Qro.
6 de febrero de 2012, Año de la generosidad

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