Reseña del libro: Descubriendo a San José en el Evangelio
¡Qué pocas cosas sabemos en torno a San José, pero cuántas
páginas ha inspirado! Es cierto que en los primeros siglos su figura ocupó en
lugar muy discreto, pero, poco a poco fue emergiendo de ese segundo plano, sobre
todo a partir del siglo XV. Una serie de grandes santos se convirtireron en los
impulsores de su devoción: santa Brígida, san Vicente Ferrer, san Bernardino de
Siena, santa Teresa de Jesús, san Francisco de Sales… Esa devoción se fue
plasmando en triduos, en novenas y en los siete domingos de San José, previos a
la celebración de su fiesta. Pío IX le nombró patrono de la Iglesia en el
Concilio Vaticano I. León XIII pidió al pueblo cristiano que se encomendara a
él, Juan XXIII le encomendó la difícil realización del Concilio Vaticano II,
Juan Pablo II hizo una aportación admirable con la Exhortación Apostólica
Redemptoris Custos, el papa Francisco ha querido que su nombre sea citado, no
sólo en el Canon I, sino también en todas las plegarias eucarísticas. La
Iglesia ha visto e San José a su protector y patrono. Pero lo primero que nos
llama la atención es precisamente eso: ¿Por qué tan pocos datos sobre San José?
El autor repasa, a la luz de los datos de los evangelios y de las fuentes
judías, su figura: la familia formada por José y María, la iluminación de José
en el misterio de la Anunciación, la razón de ser y la misión de José en la
vida de Jesús, José en Belén, la huida a Egipto y el regreso a Nazaret, la
angustia de José y María en Jerusalén, la muerte de San José y su
glorificación. Se diría que apenas sabemos casi nada de él, pero a través de
todos esos datos emerge una figura silenciosa y atractiva, que nos pone en
contacto directo con Jesús y la Virgen Madre. Aunque no fuera más que por
curiosidad vale la pena acercarse a estas páginas, claras y sencillas, que nos
hacen tan amable y agradable su figura. V. B.
Studium, Vol LVII, (2017), fascículo 2. Bibliografía, p. 332.